viernes, 28 de agosto de 2020

Asesinato de Helena Jubany 2002


Helena Jubany era una periodista, bibliotecaria y escritora mataronina, vinculada a la actividad cultural y social de la comarca. Había iniciado su carrera profesional haciendo prácticas en 
El Punt del Maresme, en la Televisión de Mataró y en la librería Robafaves de la capital del
 Maresme.​ Desde el año 2000, trabajaba como bibliotecaria en Sentmenat, donde se encargaba de la sección infantil. A raíz de este nuevo trabajo fue a vivir sola a un piso del barrio de la Creu Alta de Sabadell. Desde entonces, empezó a colaborar con la Sección Naturaleza de la Unión Excursionista de Sabadel. 
El 17 de septiembre de 2001, Helena encontró en el portal de su casa una botella de horchata y unos pastelitos con una nota escrita a mano.​ La nota decía:
Helena, sorpresa.
Pasábamos por aquí y hemos dicho:
A ver Helena que se explica.
Somos ???? (Te llamaremos)
“A comérselo todo”.
 El hecho que fuera horchata no es banal, pues era su bebida preferida; el autor de la nota debía saberlo.​ Helena no.lo comió ni bebió.
 Días después, el 9 de octubre encontró un nuevo obsequio en la puerta de su casa, esta vez, zumo de melocotón Granini, acompañado de una segunda nota manuscrita donde se indicaba que se tomara con buen humor la anécdota, que pronto se revelaría el misterio. La nota decía:
Helena, ante todo esperamos que te tomes esto con el mismo sentido del humor que nosotros.
A la tercera revelaremos el misterio. Muy seguro te echarás unas risas.
Nos gustaría mucho volver a coincidir en una excursión de la UES.
Ya lo hablaremos!
Ahora vamos a ver si encontramos un lugar bueno, bonito y barato en Sabadell para perfeccionar el inglés.
Ah! Buen provecho, no nos hagas un feo, eh?!
En la tercera ya nos invitarás tú, sin duda. Besos.”
Esta vez Jubany sí probó el zumo, pero al hacerlo se encontró indispuesta y no lo terminó. Intrigada, encargó un análisis en un laboratorio de Sabadell, donde se detectó que el zumo contenía benzodiazepina, un tipo de somnífero.
Helena Jubany salió de casa el viernes 30 de noviembre a las doce del mediodía, después de haber estado trabajando en el ordenador, y ya no se presentó en la biblioteca de Sentmenat, donde trabajaba. Según la investigación, aquel día habría recibido una llamada telefónica por la mañana, y a mediodía, habría salido de casa con el coche hasta la calle Calvet d'Estrella 48, de Sabadell. Allí, en el piso de dos conocidos suyos —Montse Careta, maestra, y Santi Laiglesia, abogado criminalista—, alguien la drogó, dejó inconsciente y secuestró. Una situación que se alargaría todo el sábado, según las investigaciones del sumario, elaborado por dos forenses que explican que pasan muchas horas hasta que el cuerpo elimina una sustancia como la benzodiazepina por la orina.
Posteriormente, aún con vida, la subieron hasta la azotea del mismo edificio, desde donde fue lanzada entre las tres y las cinco de la madrugada del día 2 de diciembre, con una dosis de somníferos 35 veces superior a la normal, pero no suficiente para causarle la muerte. Murió por defenestración e impacto contra el suelo, con 27 años. La autopsia confirmó que cuando fue lanzada, la víctima se encontraba en un estado de semi-coma.
El 12 de febrero de 2002 Montserrat Careta fue detenida como presunta autora del crimen. Fue enviada a prisión preventiva sin fianza en la prisión de Wad-Ras de Barcelona.​ En su piso se encontraron dos botes de Noctamid, un psicofàrmaco de efectos hipnóticos que contiene Benzodiapezina, la misma sustancia que se había encontrado en el cuerpo de la víctima. La Policía Nacional también localizó una caja de cerillas como las que se habían encontrado a la azotea y que, supuesta mente, habían servido para quemar Helena.​ Durante su estancia en prisión, Careta siempre defendió su inocencia a través de las cartas que enviaba a familiares y amigos.
Mientras Careta estaba en prisión, el juez encausó a Santiago Laiglesia y a Ana Echaguivel. El 23 de marzo se detuvo Echaguivel, entonces de 32 años y vecina de Sabadell, cuando una prueba de caligrafía determinó que era la autora de la primera mitad del segundo anónimo que Jubany había recibido las semanas previas a su muerte.

El 7 de mayo de 2002, Montserrat Careta fue encontrada muerta colgada en el lavabo de su celda en la prisión de Wad-Ras de Barcelona, según informó su abogado, Joaquim Escudé.​ Dejó una nota donde aseguró que era inocente del homicidio que se le atribuía.​ Tenía una cuerda de nilón ligada al cuello. Ana Echaguivel, también en prisión preventiva, fue puesta en libertad con cargos a los pocos días, el junio de 2002.

 El representante legal de la familia sostuvo que en ningún caso la joven sospechó que formaba parte del juego macabro que desembocaría en su muerte. Afirmó que Jubany había comentado que recibía anónimos pero que no estaba asustada, solo intrigada e interesada.
La investigación continuaba abierta, para determinar los hechos ocurridos entre las doce del mediodía del 30 de noviembre y las nueve de la mañana del 2 de diciembre, cuando fue encontrado el cadáver. También mencionó que Santi Laiglesia, que podría ser considerado coautor material del asesinato de la chica, no constaba en ninguno de las casi 1.000 hojas del sumario.​ El abogado de Laiglesia, Joaquim Escuder, declaró «Vete a saber si sabremos alguna vez lo qué pasó». 
La causa fue finalmente archivada el octubre del 2005, cuando el juez consideró que la “solidez de las pruebas” no era “suficiente” para sustentar la acusación, que también pesaba sobre el compañero sentimental de Careta, Santiago Laiglesia Pla, y sobre Ana Echaguivel.

martes, 4 de agosto de 2020

Joaquín Ferrándiz Ventura, Chimo, el asesino en serie de Castellón 1995

Todo empezó el 2 de julio de 1995, Sonia Rubio desapareció sin dejar ni rastro en Benicàssim.
Veinticinco años después, yo a penas contaba ocho, y para ni y la sociedad de Castellón parece que fue ayer la noche en la que la desaparición de la profesora Sonia Rubio abrió la etapa más negra de la historia reciente de la provincia con un protagonista marcado en la memoria colectiva de los castellonenses: Joaquín Ferrándiz Ventura, autor de cinco asesinatos de mujeres entre los años 1995 y 1996.
 La historia del asesino en serie de Castellón comenzó la madrugada del 2 de julio de 1995 cuando la joven Sonia Rubio, de 25 años, acababa de regresar de Inglaterra y se había ido con los amigos a disfrutar de la noche benicense. Nunca más volvió a su casa.
fue vista por ultima vez en la gran avenida de benicasim a las 4.40 de la madrugada.
La provincia se echó a la calle durante  cuatro meses que separaron la desaparición de Sonia del hallazgo del cadáver. Los carteles con el rostro de Sonia Rubio poblaron, no solo la provincia, sino el territorio nacional entero.
Ni una sola pista. Interrogatorios continuos a los amigos y conocidos que coincidieron esa noche de fiesta con Sonia, pero nada a lo que agarrarse.
Cuatro meses después su cadáver fue localizado por un conductor en la cuneta de un camino del entorno de Playetas de Orpesa. El cuerpo, con evidentes signos de violencia, fue encontrado con la ropa interior en la boca de la profesora y una cinta adhesiva de color marrón que sería clave en el desenlace final. La noticia de su asesinato en noviembre de 1995 fue en golpe para la familia y para toda la provincia. Pero la crónica negra no había hecho más que empezar.

 En febrero de 1996 un agricultor que buscaba espárragos encontró el cuerpo de una mujer en el camino Vora Riu de Vila-real, atada de pies y manos y estrangulada. Apenas dos días más tarde unos jóvenes que se acercaron a curiosear localizaron un nuevo cuerpo, también una mujer estrangulada con una malla roja alrededor del cuello. Y sin apenas tiempo de recuperarse de estas noticias, los agentes de la Guardia Civil, en el rastreo de la zona, encontraron un tercer cadáver, éste en avanzado estado de descomposición.
 Pasaron los meses y la conmoción sobrepasó cualquier límite al denunciarse la desaparición el 12 de septiembre de 1996 de la joven de 22 años Amelia Sandra García tras haber pasado la noche en los locales de ocio del polígono Los Cipreses de Castellón.
 Con todos estos casos caminando de forma paralela, los testimonios del entorno de las tres fallecidas de Vora Riu apuntaron en su momento a un camionero, Claudio Alba, al que acabaron deteniendo en enero de 1997 acusándole de tres muertes que nunca cometió y por lo que fue indemnizado.
 Un mes después de la detención del camionero, en febrero de 1997, un hombre encontró el cuerpo sin vida de Amelia Sandra García junto a una balsa de Onda y, como en los anteriores casos, golpeada, agredida sexualmente y estrangulada. Pero nunca hubo nadie en la investigación que relacionase todos los casos.
  El psicópata, durante los meses que estuvo detenido de manera errónea Claudio Alba no actuó.
Joaquín Ferrándiz, trabajador en una conocida empresa de seguros de la capital de la Plana, seguía sin aparecer entre los posibles autores. Joven educado, seductor, plenamente integrado en la sociedad y con activa vida social, no era sospechoso pese a que después se supo que ya había sido condenado por violación en 1989.fue acusado de asaltar y violar a una joven de 18 años, María José. Al parecer, y según su declaración, Ximo, como le conocían sus amigos, golpeó la moto en que viajaba ella y la hizo caer. Con la excusa de llevarla hasta el hospital, la subió al coche y él la ató y violó, no sin antes golpearla para que no ofreciera resistencia.
  
Fue detenido y condenado a 14 años de prisión. Su madre, firme creyente en su inocencia, acudió a la prensa para intentar que su hijo fuera liberado porque no había cometido el crimen.
De todas maneras, la buena conducta de Ximo le valió una reducción de condena y en 1995 salió a la calle, merced a la libertad condicional.

Entonces fue cuando comenzó su carrera como asesino.

A los tres meses de salir a la calle conoció a Sonia Rubio, una muchacha que frecuentaba el bar Comix, igual que su verdugo. Él se ofreció una noche a llevarla a casa y ella accedió. Se dirigieron a un lugar frecuentado por parejas, y allí comenzaron a juguetear, pero ella no quiso ir más allá.
Joaquín no supo aceptar esa negativa, y golpeó a la joven. La violó y después, la estranguló con su propia ropa interior.
 Mientras, Ximo se salvó de cualquier relación con el caso, y continuó haciendo su vida como si no hubiera pasado nada.
 Pero de repente, se dispararon todas las alarmas, ya que el cadáver de Sonia apareció en un barranco de Oropesa. Más tarde, se encontraron en una acequia de Vila-Real los de las tres prostitutas. La policía comenzó a atar cabos y a relacionar los cuatro asesinatos con un único criminal.

 En febrero de ese año fracasó en su intento de llevarse a una chica a la que había deshinchado las ruedas de su coche. La policía ya empezó a vigilarle. Todo se desencadenaría el verano de 1998 cuando intentó secuestrar a otra joven que pudo zafarse y denunciarlo ante la Comisaría. Fue su final.

sábado, 27 de junio de 2020

Carmen Broto 1949

Carmen Brotons Buil nació en Casa Pardina de Guaso en 1924, trasladándose pronto a Boltaña con sus tíos. Llegó a Barcelona como muchas otras muchachas pobres de su tiempo y trabajó como sirvienta, hasta que descubrió que de esa forma jamás dejaría atrás su pasado lleno de privaciones.
se dedicó entonces a la prostitución de lujo con el nombre de Carmen Broto,​ frecuentando algunos salones y bailes donde entró en contacto con personajes como Ramón Pané, que le ayudó a montar uno de sus pisos y que le pasó durante un año y medio una cantidad fija al mes, o Juan Martínez Penas, el empresario gallego propietario del teatro Tívoli, que vivía en el hotel Ritz y la utilizó como coartada para enmascarar su homosexualidad.
Ella era alta y rubia como la cerveza, como cantaba la Piquer en esos años. Cubría su cuerpo serrano con un lujoso abrigo de astracán, gustaba de lucir ostentosas joyas y adornaba su cabeza con una larga melena a lo Verónica Lake, tapando uno de sus ojos en pos de una sofisticación imposible.
pronto su fuerte personalidad le va a permitir acceder a las altas esferas de la sociedad barcelonesa. Convertida en prostituta de lujo, auténtico mito erótico, pronto se hace muy conocida en la ciudad. Poco a poco se fue vinculando con muchos hombres de la alta sociedad, algunos de los cuales pasaron a ser sus protectores, y al final de su vida la Cascabelitos, como era apodada, estaba muy bien relacionada, habiéndose hecho con una pequeña fortuna y una hermosa colección de joyas. 
Julio Muñoz y Carmen Villalonga
Carmen es, en realidad, la amante de otro floreciente empresario de la ciudad, Julio Muñoz Ramonet, dueño de los almacenes El Águila, conocido en los bajos fondos como ‘El Rey del Estraperlo’, casado con Carmen Villalonga, la hija del presidente del Banco Popular. Dividido entre dos Cármenes pasa su vida el empresario, que pone un piso a su querida en la calle Padre Claret. 
Carmen gusta de frecuentar los garitos de moda en noches interminables, siempre bien acompañada., su vida disipada es sobradamente conocida, una mujer confiada, por lo que no se recataba en lucir sus alhajas cuando salía a divertirse con los hombres que eran la base de su negocio o con sus amigos.


 Entre estos últimos estaba Jesús Navarro Manau, un joven apuesto por el que sentía debilidad y que sería uno de sus asesinos.Navarro Manau, de ambigua sexualidad y muy dado a la “vida alegre”, era hijo de Jesús Navarro Gurrea, un delincuente profesional fichado como "espadista" —esto es, especialista en abrir puertas y cajas fuertes con llaves falsas—, así como por otros actos delictivos. A su vez, Navarro Manau, tiene una novia formal que regenta junto a sus padres  un bar en la ciudad pepita, a la que deja embarazada, necesita dinero para casarse y a pesar de lo que quiere aparentar alquilando buenos coches no tiene ni un duro. Según la versión oficial Jesús Navarro Gurrea, ideó un macabro plan cuyo objetivo no era solo el de sustraer las joyas de Carmen Broto, sino que ella los condujese a Martínez Penas para robarle también a él. Luego matarían a la joven, la harían desaparecer y sobre ella recaerían las sospechas. El plan​ incluía emborracharla, golpearla y enterrarla en un huerto propiedad de Navarro padre en la calle Legalidad, puesto que era habitual que, de tanto en tanto, se marchara de la ciudad sin dar explicaciones a nadie.
La versión oficial del crimen no satisfice a muchos. Sexo, poder y dinero se mezclaban tras las enigmáticas existencias de Carmen y sus asesinos, lo que dio pie a sospechar que aquella fue eliminada porque molestaba a alguien muy poderoso, inmerso en peligrosos negocios ilegales. Se dijo que había tratado de chantajear a uno de sus clientes más poderosos con fotografías tomadas mientras mantenía relaciones sexuales con menores de edad, que era la indiscreta querida del gran estraperlista textil Julio Muñoz, que suministraba menores al pederasta obispo de Barcelona, que ayudaba a traer a dicha ciudad a muchachas de Galicia para después derivarlas hacia la prostitución, que era la querida de un capitoste del Régimen franquista y varias cosas más. Otra de las pintorescas versiones del drama la dio el propio Jesús Navarro, que llegó a afirmar que la Broto fue "eliminada" porque era confidente de la policía y delatora de los enemigos del régimen, por lo que se la consideraba culpable del fusilamiento de varias personas.
 la tarde del 10 de enero de 1949, Jesús llama a Carmen y le ofrece una de esas noches de juerga desenfrenada que ambos han vivido ya más de una vez. Carmen acepta encantada y el joven pasa a buscarla en un coche alquilado, junto con su amigo y cómplice Jaime Viñas.Se desplazan entonces a varios lugares de alterne de las calles Rosellón y Casanova. Aunque Carmen bebe mucho, tiene gran resistencia al alcohol, por lo que todavía deben tomar una última copa. Cuando da muestras de estar suficientemente bebida, la llevan al coche y se ponen en marcha, en busca del mejor lugar para perpetrar el crimen. Al pasar delante del Hospital Clínico Viñas decide que ha llegado el momento de actuar, y mientras Carmen está distraída la golpea fuertemente en la cabeza con un pesado mazo de madera. Pero la mujer se revuelve y pelea con su agresor. Jesús detiene el automóvil para ayudar a Viñas, y Carmen aprovecha para escapar. Pero apenas puede dar algunos pasos antes de desmayarse y ser de nuevo introducida en el vehículo por sus agresores, ante el portero del hospital, al que convencen de que la mujer solo está borracha y la están llevando a una clínica privada. Estos van al huerto de la calle Legalidad, donde han convenido encontrarse con el padre de Jesús, y allí, una vez que comprueban que Carmen ha muerto, se apoderan de sus joyas y luego entierran su cadáver.
Pero los asesinos dejaron demasiadas huellas y pistas fáciles para la policía: al marchar el petardeo del coche en la noche helada atrajo al sereno que vio como habían abandonado el auto, lleno de manchas de sangre, el bolso de la víctima en el asiento y el mazo ensangrentado sobre el salpicadero, a pocos metros del huerto y una vez que los investigadores hallaron allí el cuerpo, con su abrigo de piel pero sin sus joyas, les fue fácil atar cabos y dar con ellos. su cadáver aparece semienterrado en un huerto privado de la calle Legalidad. Envuelta en su abrigo de piel, le faltan sus joyas y presenta una fuerte herida en la cabeza, que hace de su rubia melena un amasijo de sangre.
La Vanguardia del 12 de enero titula así : ‘Es asesinada una joven y enterrada en la calle Legalidad. La sociedad catalana de la posguerra lee escandalizada las escabrosas circunstancias que rodean el suceso. La brutalidad del asesinato conmociona a los barceloneses. Según la versión oficial Dos de los implicados en el homicidio se suicidan ingiriendo cianuro, en la conspiratoria los suicidan.  El cadáver de Jesús Navarro Gurrea,  aparece a pocos metros de donde se encuentra el cuerpo sin vida de Carmen. También el Ford Sedán, en el que sin lugar a dudas se cometió el cruento crimen: la sangre inunda el interior, desvelando la despiadada contundencia del homicidio. Jaime Viñas aparece envenenado también con cianuro. Rápidamente Jesús Navarro Manau el tercero de los homicidas,  es detenido y no tarda en confesar. Amigo de la joven, reticente en un principio, había sido arrastrado finalmente al delito por su padre.ºNavarro Manau fue condenado a muerte. Sin embargo, logró que le conmutaran la condena por 30 años de cárcel, gracias a las gestiones de sus abogados. Tras permanecer más de una década en el Penal de Ocaña, fue liberado por buena conducta.




jueves, 4 de junio de 2020

El caso de Pilar Prades, la envenenadora de Valencia, que enseñó que las mujeres matamos mejor 1954

                                                                                 
La asesina, tras su detención en 1959, ocupó la portada de El Caso
Pilar Pradas Expósito, nació en una familia humilde de Bejís, Castellón en 1928, este es un caso que hubiese pasado desapercibido de no ser la última mujer ejecutada en España, condenada al garrote vil por asesinar a una esposa que quería sustituir e intentarlo con otras dos.
Con 12 años se traslada a Valencia para servir. Analfabeta y con carácter introvertido, cambia varias veces de casa hasta que en 1954 entra a trabajar para el matrimonio de Enrique Vilanova y Adela Pascual, que regentan una chacinería en la calle Sagunto de Valencia. A partir de aquel día Pilar se dedicó de lleno a la tocinería sin abandonar las tareas de la casa. Sobre todo de cuidar a la enferma, a la que le servía las habituales infusiones de boldo y otras tisanas que le preparaba. El médico de cabecera no acertaba a encontrar el origen de las dolencias. Al poco la mujer fallecía en Mayo de 1955. El mismo día del entierro la criada le dijo al viudo que no era necesario cerrar el negocio, dado que ella se encargaría de seguir despachando. Cuando regresó del cementerio se la encontró toda sonriente y luciendo uno de los delantales almidonados de la difunta. Decidió echarla de inmediato por tal falta de respeto. 
Doña Adela 
No muy agraciada físicamente, de poco más de metro y medio de estatura, introvertida, de gesto y mirada extraña, no duraba mucho en los hogares. Llegó a cambiar de trabajo tres veces en un año. Se fue haciendo mujer en medio del rechazo de los hombres, aunque confiaba en conseguir uno para toda la vida. Pasaba las tardes de los jueves y los domingos, sus ratos libres, sentada en la sala El Farol, pero casi nadie se le acercaba para sacarla a bailar. Pese a ello iba preparando su ajuar con la ilusión de que un día pasaría por el altar.  Los contactos que había hecho en el mercado le sirvieron para encontrar rápidamente una nueva colocación. Entró a trabajar en casa de la familia Alpere-Greus. No había transcurrido mucho tiempo en su nuevo empleo cuando a la señora le empezaron a salir unas manchas extrañas, sobre todo en los brazos. Aunque el médico diagnosticó alergia, Pilar decidió poner tierra por medio. Uno de los síntomas de envenenamiento por arsénico es la pigmentación negruzca de la piel en zonas descubiertas. Prefirió evitar problemas. Otras fuentes dicen, que la señora pensó que Pilar le estaba pegando alguna enfermedad  y la despidió, y eso fue lo que le salvo la vida. Pronto encontró otra casa donde servir.
Carmen y Aurelia, consiguieron salvarse

Una amiga que había hecho en El Farol, Aurelia Sanz, la recomendó para que trabajara en el hogar de Manuel Berenguer Terraza, médico militar, y Carmen Cid Dumas, en el que ella estaba de cocinera. Un día surgió un problema entre las dos en la sala de baile. Un joven que le gustaba a Pilar sacó a bailar a la otra. Disimuló su enfado y al poco su compañera caía enferma. Al igual que en el caso de Adela, la atendió dándole bebedizos. Los síntomas fueron parecidos. Tuvo que ser ingresada en el hospital a causa de una parálisis generalizada en brazos y piernas. Internada en un centro médico le salvaron la vida, pero quedó imposibilitada con atrofia de manos y pies. Mes y medio después era la esposa la que empezaba a mostrar señales de corte similar. Vómitos, diarreas, hinchazón y dolores en las extremidades. El marido consultó con un compañero suyo, catedrático de Medicina Legal, y decidieron realizar la prueba del Propatiol. Un inyectable que permite descubrir la presencia de un tóxico sin necesidad de realizar análisis alguno. El resultado fue definitivo: arsénico.
La portería donde Pilar fue detenida .
El militar despidió a Pilar sin levantar sospechas, con la excusa de que le era suficiente con el servicio de la cocinera. De inmediato contactó con la casa donde antes había servido para recabar informes. El chacinero le explicó la extraña muerte de su esposa y el motivo por el que prescindió de su empleada doméstica. De inmediato el doctor Berenguer presentó denuncia en la comisaría y se procedió a la exhumación del cadáver de la chacinera. Se encontraba en pleno proceso de momificación, algo que sucede cuando en los restos hay presencia de alguna sustancia química. El hígado y los riñones presentaban cambios degenerativos. Los análisis confirmaron la causa: arsénico.Aunque las pruebas se consideran circunstanciales, ya que Pilar confesó tras 36 horas sin comer ni dormir, se halló entre sus pertenencias un frasco de un matahormigas con base de arsénico que se sospechó fue el arma del crimen, cuando La policía procedió al registro de la habitación en la casa en que se hospedaba la sospechosa. Los agentes lo descubrieron entre la ropa de su ajuar, que guardaba en un baúl, en una botellita. El matahormigas además de arsénico llevaba melaza; sustancia ésta que le confería un sabor dulzón. En el envase figuraba una calavera con dos tibias cruzadas y, debajo, la palabra veneno. No había lugar a equivocación.
El matahormigas «Diluvión».

Pese al consejo de su abogado, se declaró inocente. Fue condenada a muerte por garrote vil. Pilar no quiso declararse culpable, para obtener una condena que oscilaría entre los 12 y los 16 años. La acusada se negaba en redondo, proclamando vehemente su inocencia. En la celda permanecía muy seria, erguida y con la mirada fija en un punto determinado. Así durante horas y horas. No se inmutó lo más mínimo cuando la acusaron repetidas veces de ser la autora de los envenenamientos. Fue considerada culpable de tres asesinatos, uno consumado y dos en grado de frustración. Pena de muerte por el primero y 40 años en total por los otros dos. Tras que el Tribunal Supremo confirmara la sentencia, como último recurso se solicitó el indulto al jefe del Estado.
Garrote vil
Existía la esperanza de conseguirlo porque hacía una década que no se ejecutaba a ninguna mujer en España. En dicho periodo de tiempo varias envenenadoras habían visto conmutada la pena capital. No hubo piedad pese a que en el Consejo de Ministros había jóvenes tecnócratas pertenecientes al Opus Dei como Alberto Ullastres y Mariano Navarro Rubio. El funcionario que accionó el torniquete se inició profesionalmente ajusticiando al Monchito. Dos meses más tarde de romper el cuello de Pilar acabaría con la vida de Jarabo y en 1974 con la de Salvador Puig Antich. Realizó 23 ejecuciones. El cineasta Luis García Berlanga se inspiró en él para su exitosa película El verdugo. La escena final de la cinta recrea cuando pone fin a la existencia de dicha envenenadora.

Por la forma de actuar, la valenciana mostraba un egocentrismo afectivo dominado por la envidia y los celos. Quería atraer el cariño de los demás, algo que siempre había echado en falta. Por eso no dudaba en intentar quitarse de en medio a quienes entorpecieran su propósito. Una psicópata de libro, dado que no demostró remordimiento alguno por el daño causado.
“¡Soy muy joven!, ¡no quiero que me maten!”, clamaba ella. Vuelta y media de manivela fue suficiente para romperle el cuello y acallar     definitivamente sus gritos desesperados. Con 31 años fue la última mujer ejecutada en España.




jueves, 28 de mayo de 2020

Casos Macastre y Alcacer, las macabras coincidencias 1989-1992




COINCIDENCIAS
CASO MACASTRE 1989
CASO ALCACER 1992
1-Una fecha (el 27 de enero)
Fue hallado el supuesto pie de Pilar Ruiz.
  Ese día se encontraron los cadáveres de Miriam, Toñi y Desirée.
2-Lugar donde se encontraron los cadáveres (lugares montañosos):
Montañas de Macastre, los dos primeros cuerpos.
Tercer cuerpo en un canal de Turís 
En una fosa en el barranco de la Romana, un paraje de difícil acceso próximo al pantano de Tous. 
3-el nombre de una calle y de un municipio(Alcàcer
 El pie estaba depositado en un contenedor de la calle Alcàsser de Valencia.
las niñas eran del municipio valenciano de Alcácer, España.
4-bar de pueblo («El Paso» de Catadau)
El 15 de enero de aquel 1989 fue la última ocasión que allí se les vio con vida.
No consta que el niño estuviera con ellas.
Cuatro años más tarde acudieron Ricart y,  Anglés a comprar bebidas y bocadillos la noche de autos.
5-tres víctimas mortales (de catorce y quince años): 
FranciscoValeriano su novia Rosario María Pilar.
Miriam, Toñi y Desirée
Periódico local

Dicen que el entonces alcalde de burjasot tiene  la respuesta (solo son conjeturas y no esta probado), tratando de dar  luz a un caso del que no se sabe nada hace más de 31 años, y basándome en teoríasde blogs que no demuestran nada voy a tirar de la hemeroteca de verdad. A finales de Enero de 1985 una red de prostitución de menores es descubierta en Valencia. Las investigaciones se iniciaron casi por casualidad cuando Bibí, una niña de 14 años de edad, cuya desaparición había sido denunciada por sus padres, fue localizada por la policía en el club de carretera La amazona, de Buñol. Este fue el primer eslabón para encontrar, a través de sus declaraciones a otra chica de 14 años y cuatro más de 15, que eran obligadas a prostituirse en establecimientos de este tipo y casas de citas, en la provincia de Valencia. Ninguna de las familias presento denuncias por otros conceptos penales como son, corrupción de menores, violación, rapto, amenazas, detención ilegal, delito contra la salud pública y proxenetismo, por lo tanto los clientes procesados solo lo estuvieron  por corrupción de menores. Entre los detenidos hay organizadores, cuyo jefe parecia ser Arturo Carrasco Picazo, regentadores o regentadoras de clubes y casas de citas, o meros clientes, como parece ser el caso del concejal socialista del Ayuntamiento de Burjassot, Santiago González, que también se encuentr0 procesado y condenado a ocho meses de prisión por dos delitos de corrupción de menores pero al parecer no los cumplio por pagar una fianza de 300 mil pesetas.  El 13 de Octubre de 1987

La Audiencia Provincia] de Valencia condeno a 139 años de prisión, en conjunto, a 23 de los 34 procesados por estar relacionados con una red de corrupción de menores, desarticulada por la policía hacía más de dos años. Fueron absueltos 10 inculpados. Carrasco, su hermano Francisco y Olegario Ballesteros, principales encausa dos, han sido condenados a 20, 11 y 18 años de privación de libertad, respectivamente.
Según la sentencia, Arturo Carrasco llevó a varias de las menores a múltiples prostíbulos "quedándose él los emolumentos que las menores obtenían de los clientes". Asimismo,mantuvo "relaciones sexuales consentidas" con las menores, por lo que se descarta las posibles violaciones. La víspera de su detención, pretendió mantener relaciones con Rosa C. G, una de las niñas, y al negarse ésta, la llevó a un descampado. Según la sentencia, "la dejó a la intemperie desnuda durante algunos minutos [era el 27 de diciembre] y la golpeó con una correa" ocasionándole diversas lesiones. Por su parte, Francisco Carrasco y Olegario Ballesteros, que también llevaban a las menores a casas de citas, condujeron a dos de las niñas a otro descampado para castigarlas por haberse escapado de uno de los prostíbulos. "Las desnudaron de cintura para arriba y las golpearon con el puño y una correa. Seguidamente les colocaron una cuerda al cuello y acercándoles una navaja o cuchillo les dijeron que las matarían o marcarían si se volvían a escapar", según el tribunal. Varios clientes que fueron condenados han sido declarados responsables de organizar "juergas" en apartamentos y chalés en las que participaban niñas. Santiago González -concejal socialista- y José Manuel Núñez .se emparejaron con las jóvenes, suministrándoles bebidas de alto contenido alcohólico, y participaron en juegos eróticos preliminares al coito, aunque González no llegara a consumarlo", explica en su sentencia el tribunal.
Según las declaraciones de las niñas, éstas eran localizadas en bares u otros locales públicos de Valencia. Alguno de los componentes de la banda les ofrecía trabajo y las invitaba a acompañarle a su domicilio. Algunas de ellas se habían marchado de casa por problemas con sus familias y otras estaban en dificultades económicas. Si las chicas accedían, eran conducidas a un piso situado en la barriada valenciana de Benicalao. Al cabo de unos días, los organizadores de la red las obligaban a prostituirse y al negarse comenzaban los malos tratos por parte de sus secuestradores, que les impedían huir. Han denunciado en sus declaraciones todo tipo de vejaciones y agresiones: flagelaciones, patadas, puñetazos, ahorcamientos simulados y violaciones. Seis de las niñas de la red fuer0n indemnizadas con 500.000 miserables pesetas (en total).
 Y volviendo al tema de macaste, hay documentos en la red donde se afirma (fuentes sin confirmar):
Que Francisco Valeriano apareció muerto con un disparo en la cabeza, realizado con una pistola automática 9 mm. parabellum, o bien que el adolescente recibió una brutal paliza y se le remató de un disparo con dicha arma cuando estaba próximo a la muerte.
Que Francisco Valeriano fue llevado a un lugar donde se estaba mutilando a una mujer con una motosierra, se le dejó huir y luego se realizó una cacería humana, persiguiéndole hasta las inmediaciones de la caseta, donde se acabó con su vida.
Que en 1999 aparecieron restos óseos en Macastre, en terrenos de un vecino del pueblo llamado Antonio G., bajo unos plásticos. Y que dichos restos, cotejados con una muestra de la hermana de Pilar, resultaron coincidentes, con lo que se demostraría que pertenecían a Pilar Ruiz Barriga.
No obstante, en estos documentos no se cita la fuente y tampoco he podido localizarla, por lo que, en principio, no los he utilizado como fuentes primarias, ya que no he podido confirmar los datos que aportan. Por lo tanto, los considero meras conjeturas. Lo que si esta probado es que se encontraron unas huellas militares de la talla 46 en la caseta y alrededores.
En Septiembre de 1989 Localizadan en Valencia un campo de entrenamiento de mercenarios.
Una finca situada en la localidad valenciana de Paterna, servía de campo de entrenamiento para mercenarios contratados por los narcotraficantes colombianos, quienes eran instruidos por oficiales del Ejército israelí y era utilizada para instruir a los asesinos a sueldo, se entrenaban en Valencia con la cobertura de empresas de seguridad españolas. Los mercenarios recibían instrucción en combates cuerpo a cuerpo, armas blancas, artes marciales y armas ligeras.
Varios testigos afirman haberse encontrado en ocasiones con los supuestos mercenarios, que viajaban por la zona en vehículos todo terreno y vestidos con trajes de campaña. Algunos de los mercenarios echaron de la finca a los vecinos que se encontraron en la zona, pero ninguno de ellos, denunció. Incluso alguno de los vecinos expulsados lo fue a punta de pistola por hombres vestidos en traje de guerrilla.
Los mercenarios pasaban una temporada en Israel y después eran enviados al campo de entrenamiento en España, donde también comenzaban a familiarizarse con el idioma español. De ahí, los asesinos a sueldo se incorporaban a los ejércitos privados,de los narcotraficantes colombianos. ¿quién deja entrar a estos capos  en España?

viernes, 6 de marzo de 2020

Crimen de Alcácer en 1993




Hola aficionados y conspiranoicos, bienvenidos a mi canal, soy Bien_V y todos los Jueves a las 20 horas, de la península española, os narrare los casos más escalofriantes de crímenes e historias paranormales que conozco.

¿Y cómo no conocer el caso que más me habéis pedido?
Eran finales de 1992, yo tenía cinco años, seguramente aquel fue el año que le pedí a los reyes una muñeca más alta que yo que cantaba y bailaba con unos cascos inalámbricos. A pesar de mi corta edad recuerdo aquel crimen que conmociono a la sociedad española, las noticias, los programas, al igual que los anuncios de muñecas aquellas navidades. 
Las adolescentes desaparecieron la noche del viernes 13 de noviembre de 1992 cuando se dirigían haciendo autoestop a una discoteca de la vecina localidad de Picasent donde se celebraba una fiesta de su instituto.Sus nombres, Míriam, Toñi y Desirée, las niñas de Alcácer.
La Noche de la desaparición: Míriam García, de 14 años, María Deseada Hernández de la misma edad, y Antonia Gómez de 15 años, eran tres amigas del municipio valenciano de Alcácer. A las ocho de la tarde del viernes 13 de noviembre de 1992 salieron de casa de su amiga Esther, a quien acababan de visitar. Su intención era dirigirse a la discoteca Coolor, situada en las afueras del municipio anexo de Picasent, antes de su cierre a las diez. Previamente, Míriam había llamado a casa para ver si su padre las podía llevar, pero este había llegado del trabajo con fiebre y estaba en la cama. Esther, con gripe, decidió quedarse en casa.
Para llegar hasta la discoteca desde Alcácer había que recorrer una carretera que enlazaba los dos municipios, los cuales se encuentran separados entre sí unos dos kilómetros. El último tramo era oscuro y no había viviendas junto a la carretera. Aparentemente, aquella noche, las tres adolescentes decidieron desplazarse haciendo autoestop, pero desaparecieron antes de llegar a su destino.
La búsqueda de las niñas fue intensa desde el día siguiente a su desaparición y no estuvo exenta de incidentes. Ese mismo domingo, dos voluntarios de protección civil de 26 y 35 años que estaban participando en las labores de búsqueda por los barrancos de Picasent fueron arrollados por un todoterreno. El más joven murió en el acto, mientras que su compañero fue ingresado en el hospital con un traumatismo craneoencefálico y catorce fracturas en las piernas, de las que se consiguió recuperar con secuelas.
Aunque la ausencia de pistas era desalentadora, los investigadores recibieron numerosos testimonios de personas que creyeron haber visto a las niñas en diferentes puntos de España ese fin de semana.
En Picassent, un chico de Alcácer que regresaba de Coolor dijo haberlas visto mientras caminaban en dirección a la discoteca. Por último, una señora de Picasent manifestó haber visto desde el balcón de su casa cómo las tres niñas hacían autoestop debajo de su casa. La mujer aseguraba que un pequeño coche blanco, ocupado por cuatro personas, paró a la derecha de la calzada y vio cómo las tres niñas se subieron en él.
Las fuerzas de seguridad centraron sus primeras investigaciones en amigos de las menores, clientes habituales de la discoteca y sus dueños, llegando a la conclusión de que las adolescentes no habían llegado al local en ningún caso. También se indagó entre los reclusos de la prisión de Picasent puestos en libertad durante aquellos días.
El Ayuntamiento de Alcácer editó miles de carteles con datos de las pequeñas y los medios de comunicación se volcaron en la búsqueda de las muchachas. ​ Cientos de españoles aseguraron haber visto a las menores.
Desde el gobierno, el ministro del Interior, se interesó personalmente por el caso y se entrevistó con los padres de las jóvenes. Su Ministerio formó un equipo especial conjunto de la Guardia Civil y la Policía Nacional para colaborar en la búsqueda.​ El presidente del gobierno, Felipe González, recibió en Nochebuena a las tres familias y les transmitió su «preocupación como padre».​ 
 

La búsqueda se amplió fuera de España y se puso al corriente a los servicios de Interpol. El día en el que se hallaron los cuerpos sin vida de las tres chicas, el padre de Míriam, Fernando García, se encontraba en Londres con periodistas para promover allí su búsqueda.
El 27 de enero de 1993, setenta y cinco días después de su desaparición, dos apicultores encontraron los cadáveres semienterrados en una fosa en el barranco de la Romana, un paraje de difícil acceso próximo al pantano de Tous. El hallazgo de los cuerpos y el conocimiento posterior de las vejaciones a las que fueron sometidas conmocionaron profundamente a la sociedad.
En un primer momento, el tamaño del reloj en el brazo del cadáver hizo pensar al equipo que iban a desenterrar a un hombre. Sin embargo, al excavar se descubrieron otros dos cuerpos, los tres de mujeres, en avanzado estado de descomposición. Los cadáveres se hallaban envueltos en una alfombra grande y nueva, en el interior de una fosa de grandes dimensiones que había sido excavada a propósito. Los cuerpos estaban maniatados y apilados uno encima del otro, sin tocarse entre sí. Dos de ellos presentaban la cabeza separada del resto del cuerpo. A pesar del deterioro de los cadáveres y sus prendas de vestir (los colores y los tejidos eran muy difíciles de identificar), los expertos ya apuntaron que podría tratarse de las tres niñas. El juez declaró secretas las diligencias.
Objetos encontrados en el lugar y "juntados para la foto."
Además de los cuerpos, en los alrededores de la fosa se hallaron objetos de diversa índole, como un cartucho sin percutir y un videojuego. Sin embargo, la pista más relevante fueron unos trozos de papel que se encontraron junto a unos matorrales. Tras su reconstrucción, resultó ser un volante del Hospital La Fe de Valencia a nombre de un tal Enrique Anglés Martins, que había sido atendido de sífilis unos meses atrás.
Una vez desenterrados, los cadáveres fueron trasladados al cercano municipio de Llombay. Sin haber realizado las autopsias, no existía la certeza de que los cuerpos hallados fueran los de las adolescentes desaparecidas; sin embargo, todos los indicios apuntaban a que se trataba de ellas. Los familiares se reunieron en el Ayuntamiento de Alcácer cuando, a última hora de la tarde, se les comunicó la noticia. A las once de la noche acudió el presidente de la Generalidad Valenciana, para estar en contacto con las familias. Poco antes de la medianoche, los cuerpos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense de Valencia, donde permanecieron toda la noche antes de que se les practicase la autopsia.


La tarde del 27 de enero de 1993, tras el levantamiento de los cadáveres y siguiendo la pista del volante médico encontrado en la fosa, la guardia civil se personó en el domicilio de Enrique Anglés, en Catarroja. Enrique era el hermano de Antonio, un conocido delincuente de la zona. En el domicilio se encontraban Enrique Anglés, su hermana Kelly, el novio de esta y la madre de los Anglés, Neusa Martins. Los tres primeros fueron enviados al cuartel de Patraix y se procedió al registro de la vivienda. Durante el registro, llegaron otros hermanos de Enrique Anglés, Mauricio y Ricardo, acompañados de un amigo, Miguel Ricart alias «el Rubio». Un guardia civil reconoció a este último como el compañero de fechorías de Antonio y también fue llevado al cuartel en calidad de testigo.
Enrique Anglés presentaba discapacidad intelectual. Las investigaciones concluyeron que el volante a su nombre encontrado en la fosa por la tarde fue realmente prescrito a su hermano Antonio, un delincuente ya fichado por la policía, que había suplantado su identidad en el hospital. Enrique fue puesto en libertad esa noche y se inició la búsqueda de Antonio Anglés.
Los cuerpos de seguridad no consiguieron hallar el paradero de Antonio Anglés, que había emprendido su huida desde el primer momento. Una de las primeras pistas le situaba el viernes 29 de enero de 1993 en una peluquería de Valencia.
Miguel Ricart realizó una declaración voluntaria cerca de la medianoche del 27 de enero. Debido a las contradicciones en las que incurrió, su amistad con Antonio Anglés y el hecho de que su coche coincidía con las descripciones de los testigos, Miguel Ricart pasó a estar detenido sobre las cinco de la madrugada. Horas más tarde, antes de la medianoche del 28 de enero, Ricart realizó su primera declaración como acusado ante la guardia civil, en la que confesó su participación en los crímenes.​ Ricart, quedó en prisión preventiva.

Unas horas después de su hallazgo, los cuerpos de las menores llegaron a las dependencias del Instituto Anatómico Forense de Valencia, donde permanecieron toda la noche. Al día siguiente (28 de enero de 1993), un equipo formado por seis forenses de Valencia, encabezados por el catedrático Fernando Verdú Pascual​ realizó el estudio de los cuerpos. El proceso llevó ocho horas, entre las nueve de la mañana y las cinco de la tarde, y el informe derivado de estas autopsias fue remitido al juzgado tres meses después.

Mano de Miriam con un supuesto papel agarrado.
Inmediatamente después de las primeras autopsias y por requerimiento de las familias, el catedrático Luis Frontela realizó una segunda autopsia, más minuciosa, a los cuerpos de las adolescentes. En esta autopsia estuvieron presentes como observadores el equipo de forenses valencianos y dos guardias civiles que tomaron imágenes del procedimiento.
Frontela llevó a cabo un estudio del ADN de los pelos que se encontraban en los cadáveres y su ropa. Se hallaron quince pelos, de los cuales doce no pertenecían ni a Ricart ni a Anglés (entre ellos una cana). Los tres restantes se encontraban dañados y no se pudieron analizar. Frontela descubrió secuencias de ADN pertenecientes a entre 5 y 7 personas distintas en los pelos hallados, pero no pudo determinar el número exacto de personas que participaron en los crímenes. Frontela apuntaba a una participación de al menos dos individuos, siendo más probable la participación de tres o más.
Donde se encontro Cruz en la espalda de Desireé.
El estudio de las larvas halladas en los cuerpos, a las que Frontela solo tuvo acceso a partir de fotos y vídeos tomados durante la primera autopsia, sugirió que el tamaño de los insectos no se correspondía con el estado de putrefacción de los cadáveres. De este hecho, Frontela dedujo que las adolescentes fueron enterradas en dos lugares diferentes. Además, la ausencia de livideces (amoratamientos) de los cadáveres le llevó a pensar que los cuerpos de las niñas o bien sufrieron una fuerte hemorragia o bien estuvieron sumergidos en el agua, aunque no tuvo datos suficientes para demostrarlo.El informe derivado de las autopsias fue remitido al juzgado tres días antes del comienzo del juicio, tres años más tarde.
Miguel Ricart se autoincriminó en sus declaraciones en los días 28 y 30 de enero y 2 de marzo. Ricart explicó que, la noche del 13 de noviembre de 1992, él y Antonio Anglés recogieron en un Opel Corsa a las tres jóvenes cuando hacían autoestop. En lugar de llevarlas a la discoteca Coolor, como ellas pidieron, las llevaron a una caseta abandonada situada en el paraje montañoso del barranco de la Romana.​ Durante esa noche y la madrugada, las niñas permanecieron atadas a un poste de madera dentro de la caseta. Antonio Anglés fue desatando de una en una a las niñas para violarlas con la ayuda de Miguel Ricart, que les sujetaba las piernas para minimizar el forcejeo. El propio Ricart violó a Desirée antes de que Anglés la obligara a entrar en la caseta. 
Anglés y Ricart hicieron un receso para desplazarse a un bar del municipio vecino de Catadau con el fin de comprar unos bocadillos para la cena. ¿Recordáis los crímenes de Macstre? pues si, en este bar es donde se vio con vida por última vez a las dos niñas Pilar y Rosario.
 A la vuelta, Anglés continuó con las violaciones y las vejaciones. Cuando terminaron, volvieron a atar a las niñas e intentaron dormir. Como estas no paraban de llorar, Anglés se levantó furioso y con un palo las golpeó repetidamente para que callasen. Unas horas más tarde, las obligaron a caminar a punta de pistola y a la luz de unas velas hasta una fosa que Antonio Anglés había cavado horas antes a unos 400 metros de la caseta. Allí, Anglés asesinó a las niñas de sendos tiros en la cabeza. A continuación, envolvieron sus cadáveres en un trozo de moqueta y las enterraron.
El 29 de marzo, dos meses después de su detención, Miguel Ricart realizó una cuarta declaración ante el juez, José Miguel Bort, en la que dio un giro radical a su relato: negó su participación en los crímenes y aseguró que la Guardia Civil le había torturado para forzar su autoinculpación. Sin embargo, esta nueva versión se contradecía con la opinión del médico forense que le reconoció tras su detención, que no apreció ninguna marca ni lesión en Ricart. Hasta la celebración del juicio, Ricart realizó dos declaraciones más (el 3 de septiembre de 1993 y el 30 de septiembre de 1994) en las que mantuvo haber sido torturado.
En su declaración del 30 de septiembre de 1994 ante el juez que instruía el caso, José Miguel Bort, Miguel Ricart acusó a dos personas más de participar en el triple crimen. Se trataba de Mauricio Anglés, hermano de Antonio Anglés, y otro hombre, hasta entonces nunca mencionado, que Ricart apodó como el Nano. Esto reabrió las investigaciones en dos frentes: por un lado, la Guardia Civil debía encontrar al tal Nano; y por otro lado, la fiscalía de menores debía investigar la implicación de Mauricio (menor de edad en aquella época) en el triple crimen. Por su parte, los propietarios del bar Parador situado en Catadau, afirmaron en el juicio que la noche del crimen Ricart compró tres bocadillos, una ensalada y bebidas mientras una persona le esperaba en la calle junto al coche, cuya estatura no coincidía con la de Antonio Anglés, pero si con su hermano Mauricio. Finalmente Mauricio Anglés fue absuelto de los cargos tras no encontrarse restos biológicos suyos en el escenario del crimen.



Angles.

Las tres niñas fueron inmortalizadas en piedra, en un monumento que se encuentra en la localidad de  Alcacer. Pero para entonces Antonio Angles ya estaba muy lejos de allí...
Para el los años no han pasado, y la pregunta continua siendo la misma. ¿Esta vivo o muerto? Esa incertidumbre es sin duda la principal dificultad para que se pueda cerrar este caso y pasar la  ultima pagina. Su capacidad camaleonica, la suerte que le acompaño durante su huida, y algunos errores policiales graves continúan alimentando la leyenda del supuesto monstruo de la peluquería Angles fue hasta Villamarchante, donde se escondió cerca de la estación antigua. Hasta allí lo siguió la guardia civil, y cuando parecía que estaba rodeado  el delincuente amenazo a un hombre con una pistola y  para que lo llevara hasta Graja de Iniesta. 
En marzo de 1993, un colaborador de la policía antidroga de Portugal aseguraba haber convivido con Antonio Anglés durante dos semanas en la localidad costera de Caparica. Según este colaborador, Anglés le robó el pasaporte con la intención de tomar un barco que le llevase a Brasil (su país de nacimiento). El 15 de marzo de 1993, la tripulación del barco mercante City of Plymouth encontró a bordo a un polizón portugués que, al ser descubierto, se lanzó (o lanzaron) al mar con un chaleco salvavidas. Este chaleco fue encontrado más adelante en la bocana del puerto sin rastro del polizón. Aunque su búsqueda no cesó, desde ese momento el rastro de Antonio Anglés se perdió en el mar.​ Un solvente empresario valenciano, cuya identidad no trascendió para evitar consideraciones publicitarias, ofreció a finales de abril de 1993 cinco millones de pesetas a la persona que facilitase una pista fiable para la localización de Antonio Anglés. Esta recompensa se uniría a la ya ofrecida por el gobierno. En marzo de 1996, dos guardias civiles se desplazaron a Uruguay para buscar al cliente de una prostituta cuya descripción coincidía con la de Antonio Anglés, pero tampoco lograron dar con él.​ En la actualidad, Antonio Anglés aparece en la web de Interpol como una de las personas más buscadas del mundo.

Donde supuestamente las violaron.
 A finales de julio de 1995, el Instituto Nacional de Toxicología remitió al juez un informe de los cabellos, semen y manchas de sangre hallados en la caseta del barranco de la Romana, lugar en el que, según las declaraciones de Miguel Ricart, las tres niñas fueron violadas y torturadas. De acuerdo con el informe, los cabellos correspondían a Mauricio Anglés, los restos de sangre a Roberto Anglés y el semen a uno de los hermanos Anglés que no era ni Mauricio ni Roberto (por eliminación, era de Antonio Anglés). Por lo tanto, el informe demostraba que los Anglés conocían esa caseta y que habían estado en ella (algo que ellos nunca habían negado), pero no permitía deducir que hubieran participado en el crimen porque no se podía demostrar que estuvieran allí aquel día. Ningún resto biológico recogido en la caseta pertenecía a las niñas. En el interior del coche de Miguel Ricart, usado para raptar a las niñas, se halló un único pelo cuyo ADN también fue analizado. Resultó ser del propio Ricart.

El juicio por el triple crimen de Alcácer se llevó a cabo en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia. Comenzó el lunes 12 de mayo de 1997 y se prolongó durante 49 sesiones hasta el 30 de julio de ese mismo año. Miguel Ricart, el único procesado, estaba acusado de rapto, violación, asesinato e inhumación ilegal de tres menores. Por estos hechos, se enfrentaba a penas que oscilaban entre los 206 y los 245 años de prisión. El sumario constaba de 4144 folios repartidos en 20 tomos. Entre 1994 y 1996, fue reabierto en tres ocasiones para incluir nuevas pruebas periciales que fueron retrasando el inicio del juicio. El sumario contenía documentación que abarcaba desde el 27 de enero de 1993 (día en el que se hallaron los cadáveres de las menores) hasta el 6 de noviembre de 1996 (fecha en la que se cierra por cuarta y última vez). El viernes 9 de mayo de 1997, tres días antes del comienzo del juicio, el forense y perito de la acusación particular, Luis Frontela, remitió al tribunal un nuevo informe pericial en el que se documentaban posibles manchas de sangre, semen y otros fluidos orgánicos hallados en la alfombra que envolvía los cadáveres de las víctimas. Para hallar las manchas (que el Instituto Nacional de Toxicologí no pudo encontrar), Frontela utilizó una nueva técnica que requería unos aparatos de los que no disponía hasta unos meses antes. Una manifestación, en la que participaron unas 1500 personas en Alcácer, apoyó el aplazamiento del juicio. Sin embargo, el informe no consiguió modificar la fecha de inicio. Como consecuencia, García renunció a su abogado, retirándose así como parte de la acusación, pues consideraba que, en esas condiciones, el juicio era «una pantomima».


En la segunda sesión comenzó la vista oral a Miguel Ricart.  Los interrogatorios al acusado por parte del fiscal y de los abogados de las diferentes partes se prolongaron toda la semana, hasta el 16 de mayo. Durante la segunda semana del juicio, testificaron la madre de Antonio Anglés, Neusa Martins, seguida de sus hijos Kelly, Enrique,​ Ricardo y Mauricio, así como la ex compañera de Miguel Ricart, María Dolores Cuadrado. En la décima sesión (26 de mayo) testificaron el ex compañero de celda de  Ricart, Miguel Nicolás Cortona; la pareja que recogió a las tres niñas cuando hacían autoestop a la salida de Alcácer y el matrimonio propietario de un bar en Catadau al que solían acudir Antonio Anglés y Miguel Ricart cuando salían de acampada.
Frontela junto al padre de Miriam.
El catedrático Luis Frontela, responsable de la segunda autopsia, argumentó que los forenses valencianos procedieron de forma incorrecta en la primera autopsia y les acusó de haber provocado una pérdida de pruebas que podrían haber sido clave en la identificación de todos los posibles asesinos. Los forenses valencianos, por su parte, rechazaron las conclusiones de Luis Frontela que diferían con su versión. No consideraron fiable el estudio de las larvas, primero porque la fauna cadavérica era escasa y, segundo, porque Frontela pudo haber recogido muestras de larvas durante su autopsia, en lugar de haber hecho el estudio a partir de imágenes. Explicaron que un doble enterramiento de los cuerpos deja huellas muy reconocibles. Con respecto a la ausencia de livideces, los forenses valencianos aseguraron que los cadáveres presentaban un avanzado estado de putrefacción y que no era posible llegar a las conclusiones de Frontela. Al respecto, el portavoz de los forenses concluyó: «una autopsia significa "yo veo" y eso está reñido con el "yo imagino"».
Ricart en 2013.
El viernes 5 de septiembre de 1997, 36 días después de la conclusión del juicio, se dictó la sentencia por el triple crimen de Alcácer. Miguel Ricart fue condenado a 170 años de prisión por rapto, violación y asesinato con los agravantes de despoblado y ensañamiento. También se le impusieron las costas del juicio y una indemnización de 300 millones de pesetas para las familias de las víctimas. El 29 de noviembre de 2013, con 44 años y veintiuno de ellos entre rejas, el único condenado por los crímenes de Alcàsser abandonó la cárcel de Herrera de La Mancha.
Esta es la versión oficial de este caso, pero seguro todos habeis oído la alternativa, no voy a contarla por que se haría muy largo, por eso lo hare en la próxima entrega.
Mientras Anglés no sea hallado muerto se le seguirá buscando. De hecho, la magistrada de Alzira fijó la fecha de 14 de diciembre de 2009 como la de referencia para iniciar el cómputo del plazo para la prescripción de los delitos por los que se le busca. Entonces no será hasta el año 2029 cuando Antonio Anglés, que para entonces contaría con 63 años, cuando el fugado sería inimputable por las violaciones y asesinatos.Como sabéis esta es la versión oficial, este caso cuenta con una versión alternativa que os contare en el siguiente vídeo:  
El padre coraje Fernando García, fue el ideólogo de la teoría de la conspiración junto al criminólogo Juan Ignacio Blanco (con la  ayuda del programa 'el Mississipipi'). Dice  que cuando se hizo con el sumario del crimen (robándoselo a un abogado) comprobó que todo aquello (la teoría alternativa) no había sido “una fantasía o una iluminación” suya. El sumario demostraba —según él— que a su hija "no la habían matado los mindundis esos [Anglés y Ricart]". “A Anglés no le han cogido porque no han querido; cogen a quien quieren”, dijo en su día la madre de una de las víctimas. El primer día del juicio, centenares de personas se manifestaron para pedir la suspensión por falta de pruebas.


Dentro de la verdad siempre hay alguna mentira.
La versión de  la hermana de Angles cambio años después, diciendo que Angles salto usando unas sábanas atadas, que ella lo vio y estaba despierta en el momento de los hechos.  En su día declaro que estaba durmiendo y no había visto nada.
El comandante de la guardia civil que detuvo a Miguel Ricart, hoy retirado, también declaro 25 años después que Angles no estaba en su vivienda en el momento del registro y que la única prueba fehaciente que se tiene es la de que estuvo en Minglanilla y abandono la furgoneta robada en Graja de Hiniesta.